viernes, 1 de enero de 2010

Limpieza de año nuevo

Todo lo viejo queda con el año que acaba de terminar.

Hoy mi mamá me pidió que limpiara todo lo que no quería de mi cuarto porque mis papás tienen planes de mudarse. Mi habitación en Guadalajara es mi refugio durante las temporadas que paso en casa entre mis mudanzas de país en país. Hay mucho que deseo conservar y otras cosas que se pueden ir. Claro, al hacer limpieza una recuerda al toparze con ciertos "tesoros"...



La primeza vez que viví en el extranjero (yo lo llamo "Canadá I" porque viví dos años en ese país aunque en diferentes estancias) fue en Vancouver. Me fui el semestre de enero a junio de 2003. Fue un regalo que me hice al terminar de estudiar mi carrera en Guadalajara. Tomé clases de inglés y literatura en la Universidad de British Columbia y viví con una familia canadiense. Una de las mejores épocas de mi vida.

Este folleto representa el mapa que me compré el primer día que llegué para tener idea de dónde estaba parada y hacia dónde me dirigía.



¡Un pase VIP para un antro! El Roxy en la calle de toda la vida nocturna de Vancouver: Greenville st. Lo que no recuerdo es si realmente asistí a esa fiesta. Yo era más bien asidua al Au Bar que estaba a unas cuadras del Roxy.



El pase de abordar de mi primer viaje a Europa. Fui con mi familia en Semana Santa y de Pascua del 2000. Volamos por Aeroméxico de ida y Air France a la vuelta...recuerdo ese vuelo, a punto de aterrizar en México DF el aparato abortó la maniobra y le dimos dos vueltas a la ciudad antes de lograr aterrizar. (También recuerdo a unos franceses apestosos al lado mío).



Debajo de uno de los cajones de mi librero me encontré con un viejo cuaderno de apuntes de la carrera. Esta es una hoja donde anoté puntos importantes de la clase de filología. La fecha, 18 de septiembre de 2001. Vivía con dos amigas en un departamento en Providencia (Guadalajara) y trabajaba de tiempo parcial en la universidad...aaww, good old times!



Uuuhhh, un gafete de la época en que trabajaba de tiempo parcial en la universidad. Mis tiempos de trabajadora-estudiante donde las horas apenas me alcanzaban para leer todo lo que nos encargaban. Sí, la época de los refills de café del Sanborns.



Uno de mis más preciados tesoros: el que no se va a ningún lado y los que mi mamá ya está viendo en qué cajas poner para dármelos el día que compre casa -según me dice-. Mis libros que deben ser unos 250 y contando. Algunos los di, otros los regalé y otros están en fotocopias que apenas se ven. Muchos son de la famosa colección de Porrúa "Sepan Cuántos" porque eran baratos y fáciles de conseguir...eso sí, tenían que leerse con lupa, pero son todo un placer.
Y a ver con qué otras sorpresas me encuentro durante esta limpieza del 1 de enero.




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