Okay, okay, se nos terminó el verano a todos los maestros. Bien dicen que lo mejor de trabajar en el área educativa son tres cosas: junio, julio y agosto, ¡ja! Pero este blog no fue escrito para hablar de nuestros privilegios sino del duro y multifacético trabajo que mucha gente cree sencillo y hasta menosprecia.
Regresé de mis vacaciones veraniegas hace casi dos semanas y rápidamente vino la transformación de Gaby a Ms. Reyes, la maestra bilingüe de 4to. grado. La maestra que, ni ella misma sabe cómo, hace que sus niños escriban composiciones sobre experiencias inventadas por su imaginación. La maestra que, calladita, acata las órdenes (muchas veces ilógicas) de su directora. En fin, una maestra que no representa en nada a la Gaby que sale de trabajar a eso de las 4 y media de la tarde.
Una semana antes de que entren los niños, los maestros nos reunimos para infinidad de juntas, cursos de capacitación, y análisis inútil de datos que, en este país, son fanáticos de todo eso. Al final de la semana, nos dan dos días (tres si te tomas el sábado) para que decores tu salón de clases y lo dejes listo para el primer día.
Debo admitir que la decoración de las aulas nunca ha sido ni será mi fuerte pero este año me vi en un ánimo organizador y me deshice de todo lo que consideré inútil, lo coloqué todo de una forma en que el tránsito de niños de 9-12 años fuera sencillo y donde yo supiera como mis clases iban avanzando.
Este ciclo escolar voy a ser maestra de lectura y escritura bilingüe de 4to. y 5to. grado así que todo lo que estos niños deban compartir va a estar etiquetado. Hay poca decoración, por que ninguna profesión se aprende en un día, pero sí mucha practicidad. No soy perfeccionista y estoy muy lejos de serlo pero no puedo negar que tengo una buena capacidad para tenerlo todo a la mano y que mis niños no se quejarán de no saber cómo nos vamos a organizar entre las tres clases.
Para terminar, la practicidad o la belleza de la decoración del salón estaría incompleta sin un "guión" para los primeros días de clase donde todo y todos son un caos. Este es mi cuarto año y sé que hay mucho por aprender pero nunca me pasará lo de mi primer día de clases que a la mitad del día me quedé sin actividades para ellos.
Esta vez, ni van a poder respirar...
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