miércoles, 8 de julio de 2009

Hace unos veinte años



Esta primera foto es la de mi certificado de kínder que terminé en el verano de 1986 y que me promovía a la educación primaria. Aparentemente, estaba lista para escribir letras y juntarlas, primero, en palabras.




Comencé con un simple silabario y juego de palabras básicas donde mi maestra y mi mamá me ponían el ejemplo y yo debía repetir al escribir combinaciones silábicas simples.



Me imagino que funcionó y hasta llegó a gustarme porque, para cuarto grado, ya era capaz de analizar de pies a cabeza oraciones completas de sujeto y predicado. Es más, ahora que veo todo lo que podía analizar a los nueve me doy cuenta que olvidé algunas partes del enunciado que debería de repasar.

Y sí, me agradó la estructura gramatical de mi idioma. No por nada terminé estudiándolo por cinco años. Las maestras y monjitas hicieron un buen trabajo.

3 comentarios:

  1. Alguna vez, escribí la historia de un niño que tomo unas monedas sin permiso, para comprar golosinas, y que luego se arrepintio... Así de simple, tendria 5 años. Nunca entendí para que me servian los infinitivos, por que tenia que sustantivar, menos ahora. Mis profesores no hicieron un buen trabajo. En mi facultad todos presumen de intelectuales, todos son poetas, todos son los hombres de letras que el mundo ha estado esperando. A los cinco años, aprendes a escribir por que es necesario, en mi caso, solo queria que no me castiguen.

    Saludos

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  2. Leí lo de la beca. Definitivamente, sólo he ganado un descuento para el cine. Suerte?

    Soy tulon Simone. Aclarando. Saludos.

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  3. Jajaja...digo que hicieron un buen trabajo en cuanto a que pudiera construir oraciones decentes...de ahí a que sea el próximo ídolo de las letras hispanas hay demasiadooooo camino. Pero bueno, la disciplina de las monjas (donde Dios todo lo ve) funciona en muchos casos.

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