miércoles, 29 de julio de 2009

All Inclusive


-Nos vamos a las 6 de la mañana para poder agarrar el día completo en el hotel. Es un todo incluído y no hay que desperdiciar nada.

Así lo hicimos y al llegar no pudimos entrar a nuestros cuartos pero sí nos dieron el brazalete que nos daba derecho a las comidas y bebidas. Esperamos en la playa durante unas dos horas mientras nos tostábamos bajo el sol del mediodía y éramos el blanco de la mirada de los trabajadores de construcciones cercanas.



De noche, y con poco ánimo por tanto sol, salíamos a diferentes bares donde fuimos víctimas de un mesero que nos engañó y nos "robó" lo que pagamos por tres cervezas. La música era muy repetitiva y los antros estaban llenos de gente mucho más joven que nosotras.



Aún con todo esto, lo mejor de mi viaje a Puerto Vallarta fue poder relajarme, olvidarme y descansar mis pies en lo alto de una vieja casa a las tres de la mañana. La noche era fresca, el cielo estrellado y no pensaba en nada más...sólo en que mis pies estaban descalzos sobre un sofá en uno de los lugares más populares y de moda del puerto...nada más...

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