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En 2006 comenzó esta aventura en Webster Elementary donde me dieron un salón vacío, con sólo escritorios y nada más. No tenía ni idea de lo qué hacía ni por qué había aceptado ese trabajo.
Ahora, cuatro años después, en 2010 me despido de este salón portátil donde los niños de 4to me enseñaron que la disciplina no son gritos ni amenazas y que la paciencia es una virtud que pocos, muy pocos alcanzan. Un lugar donde los regalos más especiales vienen de papeles con florecitas, recados y mensajes sinceros.
Pero se ve que fue gratificante para ti, es bueno oír/leer y sentir esa sensación de deber cumplido, pero con nostalgia que seguirlo...
ResponderEliminarSí lo fue y vaya qe aprendí al enseñar tal vez en la escuela de más bajo recurso en Dallas aunque este fue un año difícil y decidí continuar en lo mismo pero a ¡5 minutos de mi casa!
ResponderEliminar"...que la disciplina no son gritos ni amenazas y que la paciencia es una virtud que pocos, muy pocos alcanzan. Un lugar donde los regalos más especiales vienen de papeles con florecitas, recados y mensajes sinceros"
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, Gaby. Hoy he estado hablando con el delegado de la clase de la que soy tutor (un chico de casi 18 años) y le he enseñado una notita que me escribió el curso pasado. Él ni se ha acordaba, y yo, sin embargo, la guardo como un pequeño tesoro.
Si se trata del final de una etapa, te deseo muchísima suerte y muchísimo éxito para el futuro.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus buenos deseos, ya escribiré aquí como me va en la nueva escuela. Y sí, atesora esos regalos que son el testimonio de tu buen trabajo.
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