domingo, 6 de septiembre de 2009

La historia del morado



Una chica se levanta como todos los días a eso de las 6:20 de la mañana (madrugada para muchos) para decidir qué ponerse y recaer en su obsesión, el color del que siempre se alejó y del que ahora, por motivos desconocidos, se ha vuelto su fan: el morado.

Comienza eligiendo una linda blusa de morado, obvio, con un listón que le da un toque de elegancia aunque su trabajo sea poco sofisticado. Morado quiere ser elegante, uno nunca sabe a quién conocerá a la vuelta de la esquina, aunque sea la misma esquina de siempre.




Sus zapatos son flats del mismo color para estar cómoda pero presentable. El morado quiere pisar, quiere recorrer tantos lugares pero el pobre sabe que sólo recorrerá los mismos pasillos, la misma rutina. Ya ni se emociona.



Este es el rebelde celular, que no quiso acomodarse para la foto, pero sí desea ser parte de este cuentito. El morado también se comunica, aunque sus amistades lo frecuenten más el fin de semana. Aún así, el morado es muy platicador.



Y finalmente morado se presenta en una bolsa. Morado sabe la importancia de tener todo a la mano para cualquier tipo de situaciones. Definitivamente, este color está listo para la carga del nuevo día todos los días.



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