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El sábado pasado fui a una estética a arreglarme el cabello que la raíz ya se veía demasiado mal...y de paso estar lista para lo que se puediera ofrecer por la noche, jeje.
Ahí conocí a una chica simpatiquísima que fue quien se encargó de los rayitos y platicamos por horas hasta terminar mi tratamiento. Hablamos del hecho de ser solteras, de la mentada barrera de los 30 y esta presión social por cumplir ciertas expectativas.
¿La maternidad? Bueno, me la he planteado como opción -le dije- pero no sé si sea para mi. Seguro porque esa pareja a quien vería como padre de mi hijo no ha llegado o tal vez porque de verdad no sienta ese relojito del que tanto hablan que haga "tic, toc". Puede que el reloj biológico esté retrasado...
Ella se rió y le alegró saber que se haya encontrado con una de esas mujeres que no crea que se le venga el mundo por el hecho de no tener un hijo. Creo que ser madre debe ser el mayor amor que pueda existir, pero el amor no se obliga y no deseo forzar nada en mi vida (las veces que lo he hecho sólo ha sido desastre). Ella coincidió y a sus cuarenta no se arrepentía pero si le molestaba el hecho de tener que responder siempre por qué, por qué aplazar la maternidad, por qué ese "sentimiento egoísta", por qué no querer sacrificar tu tiempo y vida por un bebé...
Porque no es para mi, contestó mi estilista.
Sé que aún me falta bastante para esta decisión y todo puede pasar pero, por lo pronto, la maternidad está en stand by y tampoco estoy para vestir santos.
P.D. Las mechas quedaron súper...